lunes, 30 de octubre de 2017

PASAJE AMOROSO DE POEMA PASTORIL

PASAJE AMOROSO Y EPISTOLAR DE UN POEMA PASTORIL DE UN SEÑOR DE BARRIO, QUE POR AQUELLO DE LOS ESTEREOTIPOS SOCIALES ANCLADOS, NO HABÍA LLORADO JAMÁS. Y LA MOVIDA ESTÁ EN QUE AHORA MISMO ESTÁ TAN REPLETO DE LÁGRIMAS QUE NO SABE SI ROMPERSE Y LLORAR, VOMITAR O ACABAR SU RELACIÓN DE TODA LA VIDA QUE SIEMPRE FUE UN POCO MAL, LAVERDAD.

No sé
qué ser es
este que retuerce
el centro de mi cuerpo
y sube con todas sus fuerzas
dejando su peso péndulo
en cada metacarpo,
avanzando
haciendo rebotar con las piernas
mi instrumento vital
hasta sacarlo de su lugar habitual
y así seguir trepando como un puto loco
hasta llegar
a mi instrumento del hablar
y explotar ese ácido
tan como el limón en los ojos,
pero en la parte del tragar.


Mi nariz está llena
de esos mocos flojos
conteniéndose impacientes
hasta que se coordinan
con los ojos encharcados
de malditos sentimientos
¡tan rotos!

Si yo te quiero Anamari
pero llega un punto
que uno no puede más
y quiero ¡HUIR!
y desprenderme
de tanta culpa
y tantos de tus llantos
de lado a lado del pasillo
con la cabeza cogida
escupiendo Aconitina
sobre mi pecho y mis hombros.
Cuando no he hecho más que quererte...
desde la plaza,
de aquel día.
De aquel verano.
De aquel año.
Hasta donde me hallo,
con los gayumbos medio pútridos
y puede que meados,
con un “me da igual”
como última coletilla
de los últimos muchos otoños.
De los últimos muchos años,
domingos
y minutos
solos
frente a la tele,
con la boca llena de sangre,
sentados.

Joder,
así no puedo.
Anamari lo siento,
pero voy a tener que llorar
como lo que no soy
y expulsar todo este dolor
tan desgarrador
y despedirme como un señor
de las películas de amor,
con una carta
y una flor.
Lo siento,
pero yo me voy.

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